Nosotros trabajamos con las personas de la empresa, no con la empresa. Trabajamos con el padre, con el hijo, decidimos si trabajamos con ambos en un mismo encuentro, vamos agregando hermanos. Puede que pasen seis meses o un año para que se reúna toda la familia en la mesa. Trabajamos principalmente con la gente de las empresas y con gente de mediana edad que ocasionalmente equivocó o no encontró todavía su espacio. Trabajamos también con gente de 60 años en adelante, que es una generación muy especial y que por lo tanto necesita un tratamiento diferenciado, porque históricamente nació durante o después de la Segunda Guerra Mundial, y se configura en un tipo de persona muy especifica que necesita su propia forma de entender, como también lo necesita el de 45, el de 30, el de 18 y el de 13. Frente a cada una de las edades, nosotros diagramamos una forma distinta de abordaje, y nos guiamos por una herramienta que se llama Genograma, que retrata situaciones de la familia transgeneracionalmente y que llega a los bisabuelos, a los abuelos, a los padres. Es como una ficha genética que marca lo que sus antepasados generaron a través de sus influencias, de sus calores y creencias.